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ANTOFAGASTA:

UNA CIUDAD POR DESCUBRIR Y EN EL CORAZÓN DE LA MINERÍA

Apodada la “Perla del Norte”, Antofagasta es el fiel registro de una parte de la historia de Chile. La misma que, en el pasado, albergaba a cientos de trabajadores de la minería. Pero la capital regional es más que eso. Allí esconde, entre sus tesoros, edificios patrimoniales, hermosos balnearios y atractivos turísticos producto de la propia naturaleza.

 

En Antofagasta el cielo es más claro y despejado que en cualquier otra ciudad de Chile. Allí se respira aire puro y se percibe inmediatamente la sequedad  propia del desierto más árido del mundo, el de Atacama. A veces no se logra percibir a primera vista su propia belleza, pero basta un primer recorrido por sus calles para descubrir ese legado que sólo una ciudad con historia, como Antofagasta, puede exhibir.

 

Desde muy temprano, el pasado se hace presente. A lo lejos se oye un sonido conocido, pero que ya poco frecuente en otros puntos del país. Sí. Es el Ferrocarril de Antofagasta. Un tren que circula a baja velocidad y que hace detenerse a los automóviles que cruzarán la línea ferroviaria. Atraviesa parte de la ciudad transportando su carga. 

 

El recorrido de los rieles deja atrás edificios patrimoniales. Esos mismos que fueron construídos mientras Antofagasta adquiría importancia, en una época en que el salitre estaba en su esplendor. Son lugares donde el  tiempo se ha detenido y la historia aún permanece intacta, quizás  para que los visitantes viajen al pasado del corazón de la minería; al siglo donde el tiempo corría rápidamente, en el borde costero, entre avenida Aníbal Pinto y calle Balmaceda.

 

La edificación patrimonial más antigua de la capital regional es la Ex Aduana, construida en 1867 en Valparaíso por la compañía Wetmare & Cía. Pero sólo en 1888 fue trasladada a Antofagasta en reemplazo de la antigua Aduana Boliviana, la que se había incendiado. Esta construcción es de tal importancia para la historia de la ciudad, que fue declarada Monumento Nacional en 1972. Actualmente, el inmueble alberga el Museo Regional de Antofagasta y cuenta con, aproximadamente, nueve mil piezas de colección, entre las que hay arqueología de la cultura prehispánica del sector costero, documentos históricos y objetos geológicos, tales como minerales y fósiles. 

 

También declarada Monumento Histórico, la ex Gobernación Marítima de Antofagasta conforma esta zona típica de la ciudad. Construida en 1910 con motivo del centenario de la independencia de Chile, el edificio también forma parte del Museo Regional de la ciudad. Alberga la administración, el laboratorio, la bodega, y biblioteca y videoteca. 

 

Al lado de la ex Gobernación Marítima, en calle Balmaceda,  se encuentra el ex Edificio de Resguardo Marítimo, también construido con motivo del centenario de la independencia. Su misión era vigilar la actividad del puerto y evitar el contrabando de mercancía. Actualmente, el inmueble alberga las oficinas de Chiledeportes.

 

Casa Gibbs es otra de las construcciones importantes y se encuentra en avenida Grecia. Construida en 1915, esta propiedad era la sede local de la compañía británica Anthony Gibbs & Sons, de ahí su nombre, y fue centro operacional de importaciones durante el siglo XIX. El mural hiperrealista que hoy cubre su fachada fue realizado por el artista Luis Núñez y se denomina “Una estación de ferrocarril con próceres de la historia de Antofagasta”.  Revive la estación de ferrocarriles del Salar del Carmen, sitio donde se encontró salitre por primera vez, y aparecen distintos personajes de la historia de ciudad.  

 

“DESCUBRIENDO OTROS TESOROS”.

 

Si bien la denominada “Perla del Norte” tiene su historia marcada por la minería, la ciudad goza de otros atractivos turísticos como La Plaza Colón, La Portada, las Ruinas de Huanchaca, el Hito al Trópico de Capricornio, y sus playas cálidas y tranquilas, a las que se puede acudir durante todo el año gracias al clima primaveral que ofrece el Desierto de Atacama.

 

En pleno centro de Antofagasta está el punto de encuentro de los habitantes: la Plaza Colón. Ahí personas de diversas culturas conviven en las tardes calurosas, sentadas en los bancos situados alrededor de la Torre Reloj, donación de la colonia inglesa en el centenario de la independencia de Chile. Frente a la plaza, el estilo gótico resalta entre otros edificios. Es la Catedral, cuyo patrono es San José, y fue diseñada por el arquitecto Emile Doyer. Unas cuadras más arriba, en calle Ossa, se encuentra el Mercado Central. En éste se ofrece una variada gama de frutas y verduras, y hay carnicerías y restaurantes donde se puede comer a precios bajos.

 

Al sur de la ciudad, en avenida Angamos 01606, se hallan las Ruinas de Huanchaca. Su estructura en forma de castillo medieval nos habla de la historia de una refinería que se encargaba de procesar los minerales que venían de otros puntos de la región. La fábrica pertenecía a la Compañía Minera de Huanchaca y se construyó en 1888, convirtiéndose así en una de las más antiguas de la ciudad. Antes de que llegara el casino Enjoy, estas ruinas tenían una vista privilegiada de la bahía de Antofagasta: pero eso cambió y sólo se puede divisar parte de ella.  

 

Si de playas hablamos, Antofagasta cuenta con varias. Sus tranquilas y cálidas aguas logran fascinar a los visitantes. Un paraíso dentro del desierto. El Balneario Municipal, antes llamado Las Torpederas, recibe a bañistas día y noche, y no sólo en la playa. En sus alrededores se encuentran pubs, restaurantes y locales de comida rápida. Por su parte, Playa Paraíso es otro de los balnearios cercanos al centro de la ciudad. Allí, se puede pescar y disfrutar del atardecer en su borde costero. 

 

Frente al aeropuerto Cerro Moreno está el Hito al Trópico de Capricornio, parada obligatoria para los visitantes. Diseñado por la arquitecta Eleonora Román y con trece metros de altura, este  monumento al sol marca el lugar preciso por donde pasa el  Trópico de Capricornio.  

 

A 20 kilómetros al norte de Antofagasta, en pleno mar, se emplaza el Monumento Natural La Portada, emblema de la comuna. Este relieve de 40 metros de altura está conformado por piedra volcánica, arena compactada (areniscas) y coquinas (arena con conchas marinas). Antiguamente, las visitas podían realizar un recorrido por las playas de arena blanca que rodean el monumento. Sin embargo, con el tiempo, un desprendimiento de rocas obligó a cerrar el acceso a las playas. Hoy esta magnífica estructura se puede visualizar desde los miradores; asimismo, se pueden observar diecisiete especies de aves guaneras, entre ellas el pelicano, el guanay, el piquero y pingüinos de Humboldt. Estudios han determinado que estas especies han ayudado a disminuir los desprendimientos de roca, fortaleciendo así el arco y los acantilados. 

 

Desierto, minería, playas, bellezas naturales y astronomía son algunos de los tesoros  que  Antofagasta tiene para mostrar al mundo. Una ciudad donde conviven diversas culturas y que revela, a través de sus construcciones, un fragmento importante de la historia de Chile.

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