
VALPARAISO:
Centro de Riqueza Cultural









Designado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 2003, Valparaíso constituye una de lasriquezas de Chile por su inigualable belleza arquitectónica y el encanto de su gente. Ésta es una simple radiografía de la bien llamada Joya del Pacífico.
Dicen que la identidad de una ciudad se refleja en su gente, pero más aún en su arquitectura. Y de ello Valparaíso tiene de sobra. Esto no es menor si se considera que el principal puerto del país posee más de cuarenta cerros que adornan las calles de la ciudad de forma inigualable e irrepetible por sus colores y, ¿por qué no?, por la idiosincracia de sus habitantes.Su urbanización habla por sí sola de aquella historia que se remonta a finales del siglo XIX, cuando el puerto vivió su mayor auge económico como paso obligatorio de las embarcaciones que cruzaban desde el Océano Atlántico hacia el Pacífico. Ese mismo apogeo que trajo a cientos de inmigrantes europeos a la V región, logrando asentar su cultura en una ciudad que por ese entonces estaba comenzado a ser descubierta por los extranjeros.Así fue como Valparaíso empezaba a imprimir su sello distintivo, mezclaarquitectónica donde se fusionaban el estilo colonial español y el británico. Construcciones como la casa museo “La Sebastiana” construida por el español Sebastián Collado, el edificio del diario El Mercurio de Valparaíso con un estilo neoclásico francés, el edificio del diario “El Mercurio” de Valparaíso con un estilo neoclásico francés, la iglesia de San Francisco, el edificio del Reloj Turri, el Museo de Bellas Artes creado por italianos y diferentes construcciones son un claro ejemplo del estilo europeo que se instaló en esa región, sobre todo tras el terremoto de 1906. Entonces hubo que reconstruir gran parte de la Joya del Pacífico.
Descubriendo el puerto:
De Valparaíso es necesario caminar por sus lugares más escondidos, preguntar por su historia a sus mismos residentes, fotografiar rincones como también construcciones, subir los cerros en sus históricos ascensores y sorprenderse en los miradores que cuentan con una vista privilegiada. Así se logra enamorarse del que algunos denominan “el puerto de mis amores”.
Al poner el primer pie en la avenida Argentina, el visitante se impregna de la cotidianidad de los porteños. Justo en la mitad, su feria característica logra atraer a muchos que van en busca de los más disímiles objetos o, simplemente, a disfrutar de un paseo en familia. No tan lejos se deja ver el Congreso Nacional, edificio que destaca por su gran altura y modernidad dentro del casco histórico porteño. A sólo unos pasos, en calle Uruguay, se encuentra el Teatro Municipal donde se representan diversas expresionesartísticas. La brisa del mar hace lo suyo... y es como si condujera hasta el Mercado Cardonal, que ofrece comida típica chilena. La introducción a la V región está hecha; sólo queda comenzar a recorrer y contemplar la belleza de sus cerros.
Uno de los más antiguos es el Cerro Alegre, conocido por sus coloridas
casas. Su historia está marcada por el tipo de construcción que se instaló durante el siglo XIX, en que predominaron mansiones con gran altura y jardines instalados por los europeos. Hoy en día se encuentran habitadas por cafeterías, restaurantes, hoteles boutique, tiendas de diseño, y sus ya clásicas construcciones como la iglesia Anglicana de San Pablo y el Palacio Baburizza.
A sólo un costado del Cerro Alegre se levanta el Cerro Concepción, donde igualmente su sello es la arquitectura y sus largas escaleras pintadas a mano. No hay quien no se fotografíe ahí. Sus atractivos van desde restaurantes, tiendas de artesanía y cafeterías, hasta miradores desde donde se aprecia plenamente la bahía de Valparaíso: compiten en ello el Paseo Atkinson y el Paseo Gervasoni, la Iglesia Luterana Alemana, la silenciosa y bella calle Papudo, como también los pasajes Galvéz y Templeman a donde se puede acceder desde el ascensor Concepción.
Conocido como el cerro de los artistas, el Cerro Bellavista –también estael Florida- es otro de los recorridos que vale la pena realizar y se puede acceder a él desde el ascensor Espíritu Santo. En su cúspide se encuentra la Casa Museo “La Sebastiana”, residencia de Pablo Neruda. Cuenta con cinco pisos adornados por los objetos más exóticos del Premio Nobel y goza de una vista envidiable. Quienes vayan al lugar podrán introducirse en la vida del poeta, ver dónde imprimía fuerza a sus estrofas, de dónde extraía muchas veces su inspiración. En la parte baja del cerro se encuentra el
Museo Cielo Abierto: es al airelibre. Ahí se respira el arte y lacultura a través de coloridosmurales pintados a mano pordiversos artistas. Quienes admiranlas construcciones de iglesias
pueden visitar también el monumento “Cristo Redentor”, obra realizada por Eduardo Provasoli como una forma de proteger a los navegantes.Al otro extremo de la ciudad se encuentra el Cerro Polanco, lugar poco explorado pero cuyo gran atractivo es su ascensor de acceso. La identidad de este escondido elevador comienza con un túnel de 150 metros que lleva al carro vertical. Una vez abiertas las puertas selogra observar la maravillosa vista del puerto de Valparaíso y el esplendor de sus cerros; tanto es así que elascensor es parte de los Monumentos Nacionales desde 1976. Diríamos que es uno de los miradores con mejor perspectiva de los cerros deValparaíso.
Otro de los lugares más visitados por los turistas es el Paseo 21 de Mayo,situado en el cerro Artillería, a donde se accede por el ascensor del mismo nombre. Este mirador tiene una singularidad: ahí se encuentra el Museo Naval y Marítimo, dependiente de la Armada de Chile. Sus salas albergan diversas colecciones que exhiben desde el uniforme de Arturo Prat hasta murales sobre la Guerra del Pacífico, armas de diversas, manuscritos e, incluso, réplicas de la “Esmeralda” y del “Huáscar”, protagonistas del Combate Naval de Iquique en 1879.
Tras el recorrido, el sol comienza a desaparecer en el horizonte del extenso mar porteño. Atrás queda ese olor característico de la zona, pero perdura el recuerdo de las caminatas por sus cerros, las vistas de la bahía desde sus miradores, el trayecto en los ascensores y los recorridos por sus museos.
Ahora se entiende que Valparaíso sea la capital cultural de Chile.